Especificidades del lazo analítico en la actualidad
2016 > XII Jornada F9
Sábado 13 de febrero. Vigo
Comisión científica
Rithée Cevasco
Roser Casalprim
Nieves González
Ma. Jesús Díaz
Montserrat Pallejà
Mikel Plazaola
Comisión de organización
Antonio Muñoz
Isabel Graña
Begoña Olmedo
Marisol Valado
Blanca Navarro
Marta Rebolledo
Camila Vidal
Oscar Lebrun
Concepción Canto Rancaño
Patricia Ojeda
Cora Aguerre
Rosario Gonda
Reivindicar lo específico del psicoanálisis es una forma de plantear para estas Jornadas la tarea de determinar de modo preciso qué le hace diferente del resto de maneras que existen en la actualidad de abordar el sufrimiento psíquico. Pero también es un modo de actualizar una pregunta importante para pensar el psicoanálisis en la actualidad. ¿Por qué alguien se analiza hoy en día?
Hablar de lazo analítco, además, implica que la relaciónn entre el analista y el analizante está inmersa en un discurso, en uno de los cuatro discursos que Lacan estableció en los años 70 como modo de regular el goce.
El psicoanálisis, socialmente, tiene una consistencia distinta de la de los demás discursos. Es un lazo de a dos. En tanto está en el lugar de la falta de relación sexual. Esto no basta para hacer de él un síntoma social. («La Tercera» pag. 86)
De esta manera planteamos entonces una cuestión que atañe a poder pensar el porvenir del psicoanálisis en un mundo con marcadas diferencias a las del mundo que conoció Freud.
Hoy en día todo el mundo sabe lo que Freud sacó a la luz con tanto esfuerzo y que le costó tanta crítica y detractores: el aspecto perverso de la sexualidad humana. En el capitalismo en el que vivimos no existen prácticamente prohibiciones respecto al goce sexual sino por el contrario nos encontramos más bien con un empuje al mismo. Lo que, sin embargo, comprobamos en la clínica es que esta liberalización de las costumbres sexuales, lejos de haber suprimido el sufrimiento, le imprime otras formas diferentes: depresión, soledad, estrés, angustia, abuso de tóxicos. Síntomas que no están conectados con el inconsciente y que será el primer trabajo a realizar en el comienzo de una cura.
De otro lado, el discurso capitalista despoja al individuo de sus coordenadas simbólicas al dejar caer ideales y semblantes. Hay una similitud en ello al trabajo que se realiza en un análisis con la diferencia de la solución propuesta por uno y otro discurso. Si el discurso capitalista ha conseguido proponer, con la ayuda de la ciencia, objetos de goce universales, el discurso del analista, que Lacan propone como salida al discurso capitalista, (en el uno por uno que se analiza) propone una causa singular.
¿Cuál es entonces hoy el aspecto subversivo del psicoanálisis? ¿Cuál la promesa que entrada?
También en «La Tercera» Lacan formula que si el psicoanálisis triunfara en su propósito de reducir el síntoma, y con ello lo real que este implica, sería tanto como pensar que el sentido puede reinar en el mundo. Sabemos que ese es el cometido de la religión que ha cumplido su función durante siglos. Y que puede seguir haciéndolo.
Es importante entonces que el psicoanálisis mantenga una relación con lo real, se ocupe de lo real vía la verdad del analizante. La verdad de su determinación inconsciente en cuanto a la elección de los objetos y las coordenadas de goce. Pues ese plus de gozar, como Colette Soler explicaba ya en su curso del 2001-2002, L’en corps del sujeto, está implicado en el amor, en el verdadero amor.
El psicoanálisis por tanto puede ofrecer una rectificación de goce que no deje sumido al sujeto en el circuito deseante consumo-insatisfacción sino que, en una salida programada ya desde el inicio, pueda poner fin al proceso en el encuentro con una satisfacción.
La Jornada que tendrá lugar en Vigo el 13 de febrero de 2016 quiere apuntar a pensar estas y otras cuestiones que conciernen a los analistas en su responsabilidad de sostener una cura y, también, en la de asegurar, en este mundo, la pervivencia de la creencia en el inconsciente, conectado a un real vía el síntoma, como manera de poder soportar mejor la soledad de la existencia e, inclusive, poder hacer algo con el núcleo de goce que todo síntoma encierra.