¿Cuál es el saldo ético de un psicoanálisis?
2012 > VIII Jornada F9
Sábado 25 de febrero. Madrid
10,30 > Apertura de las Jornadas: Ana Alonso
10,45-12,15 > 1ª mesa: Ética y Acto Analítico
Clotilde Pascual: El Acto Analítico y sus consecuencias
Xabier Oñativia: La repetición y el amor al final del análisis.
Manel Rebollo: El saldo crítico del psicoanálisis, o el traje nuevo del emperador
Coordina Palmira Dasí
Pausa de 15 minutos
12,30 a 14h > 2ª mesa: Ecos de lo real
Francisco Estévez: Plasticidad neuronal e inconsciente
Pilar Dasí: Posición ética del sujeto ante la irrupción de lo real
Antonia Mª Cabrera: Ética e inconsciente
Coordina Rosa Roca
Pausa comida
16,30-19h > Seminario Escuela itinerante
Patricia Dahan, AE de la EPFCL-Francia:
La cifra del síntoma
Mª Luisa de la Oliva, AME de la EPFCL-F7:
El après-coup del pase
Coordina Cora Aguerre, AE de la EPFCL-F7
19h > Clausura de las Jornadas: Xabier Oñativia
Mesa redonda
«Los afectos en la red»
«Redes Sociales y Subjetividad Contemporánea»
viernes 24 de Febrero de 2012 a las 19,30
en CaixaForum (Paseo del Prado nº 36- Madrid)
Invitados:
Germán Cano, Profesor titular de Filosofía en el Departamento de Historia y Filosofía en la Universidad de Alcalá de Henares.
Carmen Gallano, Psiquiatra y Psicoanalista. Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano.
Antonio Valdecantos, Catedrático de Filosofía en la Universidad Carlos III.
Modera: Pastora Rivera. (Presidenta del FPM)
Comisión epistémica:
Ana Alonso > alonso.an@gmail.com
Palmira Dasí > palmiradasi@gmail.com
Mª Luisa de la Oliva > oliva2@cop.es
Xabier Oñativia > fxonat@euskaltel.net
Manel Rebollo > mrebollo@spt.cat
Rosa Roca > rosaroca@franciscocaja.jazztel.es
Comisión de organización:
Ana Alonso
Antonia Mª Cabrera
Carmen Delgado
Mª Luisa de la Oliva
Carmen Martín
Pastora Rivera
Vincent Valas
El psicoanálisis no es ni un misticismo ni una hermenéutica. Es algo difícil de transmitir, porque aquello de lo que trata no es solo su moterialidad sino algo mucho más viscoso y escurridizo.
Tampoco es determinista en la medida que toma en cuenta la ética del sujeto, tanto del analizante como del analista, manifestándose por la posición subjetiva que se adopte tanto a lo largo como al final y más allá del proceso de la cura, en lo referente al deseo, al goce y al saber.
Pero, ¿qué precipitará su conclusión? ¿Cómo salir de los vericuetos de la verdad mentirosa, de lo indomable de que con la verdad no se alcanza lo real? Lacan nos dirá que será el encuentro con un real sin sentido, lo que permitirá al sujeto analizante poner límite a la satisfacción de su búsqueda de sentido. Momento de consentir en separarse de posiciones de goce en las que se estaba enredado, en las que se abismó en su trabajo analítico. Momento, pues, de una elección ética.
¿Qué saldo de saber vendrá a ese lugar de vacío? El saber en juego que se desvela tras la verdad indomable es que la relación sexual no puede escribirse. Justamente esa es la cuestión: ¿cómo decir aquello que no puede decirse, aquello de lo cual la verdad nos engaña? ¿Cómo bordear en el decir el agujero de lo real? ¿Cómo atravesar el horror al saber para poder situar los rasgos particulares del rechazo al saber? Cernir ese horror permitirá que surja el deseo de saber.
“No hay analista sin que el deseo de saber le surja” dice Lacan en su Nota Italiana. Un saber a inventar a partir de los imposibles inscritos en el lugar de la verdad. Saber que no se trata de descubrir, pues descubrirlo implica la idea de que ya estaba ahí. Saber inédito que puede verificarse por diferentes modos, uno de ellos por la vía del pase.
El deseo del analista está conjugado a los efectos del saber, a sus consecuencias, o mejor dicho, esas consecuencias dependen de cuál sea la posición que adopte el sujeto en relación al saber adquirido en su propio análisis. A lo que haya consentido que advenga de ese saber, a sus límites, adonde haya querido llegar en relación a ese saber acerca del real que le concierne. De todo eso, dice Lacan, hay una cicatriz, y una de ellas será el deseo del analista, que será lo que le pueda permitir sujetar la antorcha para que el analizante vaya haciendo aparecer, tras las sombras de la verdad, esa materia opaca, informe del goce, y si la suerte acompaña, poderlo firmar como propio, como algo que permanecerá ya imborrable. Esta es la apuesta fuerte y en la que se juega una cuestión ética al final de un psicoanálisis. De eso se trata en el bien decir, ese es el acto inventivo.
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