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7º Seminario Escuela DEL- F9 - 2219-20 (itinerante)

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Viernes 2 de octubre 2020 19:00 horas
víspera de la II Intercárteles Francia-España

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TARRAGONA
Viernes 7 de febrero 2020 19:00 horas
víspera de la XV Jornada de Escuela, EPFCL-F9 España

Transferencia y Escuela

Colette Soler
(AME, París)
¿Una transferencia de escuela?

Clotilde Pascual (AME, Barcelona)
¿De qué transferencia se trata?
¿Qué tipo de deseo anima esta transferencia?


Modera
 Marta Casero (DEL-F9  Asturias)

VIGO
Viernes 25 de mayo 2019 19:00 horas
víspera de la Jornada de Escuela, EPFCL-F9 España

Límites, fronteras, confines del psicoanálisis
Preludio 3
Vigo

Ponentes

Mª Jesús Díaz
(AME, Foro Psicoanalítico de Asturias)
Límites de la operación analítica. ¿Qué puedo esperar?

Camila Vidal (AME, Foro Santiago-Vigo)
Límites en la trasmisión

Modera
 Marta Casero (DEL-F9  Asturias)

MADRID
Viernes 15 de marzo 2019 19:00 horas
víspera de la Jornada de Escuela, EPFCL-F9 España

Límites, fronteras, confines del psicoanálisis
Preludio 1 / Preludio 2

roteras
Ponentes
Colette Soler(AME) Paris
Roser Casalprim (AME) Barcelona
Modera Ramon Miralpeix (AME) Barcelona

Preludio 1
Límites-fronteras-confines del Psicoanálisis

Límite sería la línea real o imaginaria que delimita dos elementos, sería también el fin, la terminación, el extremo relativo a un determinado ordenamiento, supone una contención. Límite puede aplicarse a la cultura, a las generaciones, a las identidades, a la legitimidad o a la territorialidad, las líneas de los límites ubican lo interior y lo exterior.

Frontera remite al área, a la zona territorial, a los contornos, a la demarcación entre pueblos, culturas o estados. Permite una separación, genera una territorialidad, marca así mismo lo interno y lo externo.

Confín es el último término a que alcanza la vista, el extremo más alejado, o el de un lugar que se toma como referencia. Es lo que confina, lo que linda. Confinar indica tener un lugar límite común con otro. Confinar es también obligar a una persona a vivir en un lugar determinado, en el mismo sentido que desterrar. Confinar es encerrar o quitar la libertad de movimiento.

Lindar supone estar contiguo a otro espacio o territorio. Son conceptos similares pero que tienen diferencias aplicables al tiempo, al espacio, físico y psíquico, a lo real y lo imaginario, también, a lo político y a lo social ya que los cambios de época y las crisis cierran unos momentos para abrirse y crear otros nuevos con todos los efectos que ello conlleva en el discurso, en los sujetos y en sus ubicaciones en los diferentes registros.

Asimismo desde la perspectiva del trabajo psicoanalítico hemos de situar estos conceptos y operar con ellos, llevando la palabra a los límites para situar lo real del goce, para cernir el vacío y ubicar la letra Lacan en el “Acta de fundación” (1964) ubica los límites internos y externos de su Escuela de Psicoanálisis, los relativos a la intensión, que nos remiten a la experiencia de un análisis a su teoría y a la praxis que de ella se deduce, a la necesidad de formación, y de supervisión y con respecto a la extensión del psicoanálisis, nos remite a un diálogo permanente con la cultura, con otros saberes y con lo social.

Lacan fundó su Escuela y cuando surgieron problemas ofició su di-solución, puso el límite que consideró necesario para resolver lo que no funcionaba, abriendo la posibilidad de re-crear una escuela viva, en permanente cuestionamiento. En el inconsciente el límite es un concepto difuso ya que interior y exterior están en continuidad.

Para el sujeto la realidad y la vida psíquica se confunden. Partiendo de la libertad de asociación llegaremos a toparnos con la castración que tiene muchas aristas, y también con el “no todo”. En los márgenes de lo imposible de decir iremos anudando (real simbólico e imaginario) bordeando sus límites, intentando dar cuenta de las orillas de ese litoral.

Las estructuras tampoco son totalmente puras, a veces esos confines se confunden, se superponen o son difusos. El nudo borromeo también es una topología en continuidad a la búsqueda de anudamiento con el fin crear un sostén que ubique al sujeto en el lugar más estable posible. Respecto a estos confines topológicos Lacan sabe de la necesidad de articular los límites con el corte, la escansión, la puntuación y en definitiva la interpretación para que haya efectos en el tiempo del sujeto situando un antes y un después, para producir cambios y posibilitar la creación de un nuevo sujeto más en lo vivo y menos en lo sufriente.

En el análisis es preciso contener, separar, inventar nuevos espacios y poner un final para que no resulte interminable, situar un límite que abroche cerrando elaboraciones, abriendo a un saber nuevo. Así mismo durante todo el proceso analítico se va poniendo un límite al goce y abriendo las fronteras al deseo.

El análisis ha de tener no solo una finalidad, sino que ha de tener un fin en el que un analizante pone límite a ese transitar y Lacan además de ello instaura al final del análisis el dispositivo del pase, donde nombra los límites de una determinada relación entre un analista y su Escuela. En ese pasaje final pide a quienes opten a ese título que, durante un tiempo limitado, intenten hacer teoría de los confines particulares de su análisis para mantener despiertos a los psicoanalistas y viva a su Escuela. Esta nominación es otro límite que establece una ubicación particular de dicho analista con la Escuela.

El seminario de este próximo año 2019 contará con dos sesiones (marzo, sesión previa a la Jornada de Escuela de Madrid y en mayo con sesión previa a la Jornada de Formaciones clínicas en Vigo) donde se tratará de los límites del psicoanálisis en el momento actual. Será una puesta al día de la clínica psicoanalítica, de los márgenes de las curas y la forma en que se abordan actualmente los síntomas que nos conciernen como analistas, para saber cómo se opera hoy con lo real y como se enfrentan las nuevas modalidades de goce.

A este IV Seminario Escuela se invita a participar tanto a miembros de Escuela como a los miembros de los Foros de España

Marta Casero DEL-F9.
Comisión Epistémica

Preludio 2
El psicoanálisis; ¿Cuáles son sus fines y cuáles sus confines?

Toda institución de psicoanálisis se ha preguntado sobre los procedimientos de selección, sobre las modalidades de la enseñanza que imparte, sobre lo que capacita a alguien a ser analista. Aquí y allá se deplora el continuismo que reina y se hacen llamadas a la creatividad, a la invención. Permanentemente nos surgen las preguntas: ¿por qué los espíritus curiosos, por qué los jóvenes investigadores que quieren aprender algo nuevo (como decía Freud de sí mismo), no vienen a nosotros? Y ¿qué es enseñar el psicoanálisis hoy en día? ¿Cuándo lo enseñamos? ¿Es acaso en nuestros cursos, en nuestros seminarios, nuestras exposiciones o más bien es en las curas que nos demandan o en las supervisiones que dirigimos?

Lacan lo dice, una institución no es analítica porque incluya entre sus miembros a didactas que hacen didáctica, sino porque en ella tienen lugar de hecho análisis didácticos y justamente la finalidad esencial de la institución es esclarecer, decir cómo, de qué forma se llegó al fin de esos análisis.

Finalidad esencial de que en su seno tengan lugar de hecho análisis que resulten didácticos, única manera de poder situar al psicoanálisis en relación con el orden de las ciencias, pero también, para que las viejas estructuras jerárquicas puedan ser reemplazadas por otras cuyo funcionamiento esté centrado alrededor del esclarecimiento de lo que se produce en el curso de un análisis, sobre todo en materia de la transición de analizante a analista.

Y es que hacer Escuela teniendo en juego la transmisión, es la de producir un discurso de psicoanálisis en psicoanálisis. Lo que hace Escuela no es lo que la Escuela produce al mejor estilo universitario, esto es, no es aquello que se repite porque está fascinada, no es ese material que la obtura porque la seduce y que como la moda cambia con la estación. Lo que hace Escuela es la transmisión de lo que se hace en la Escuela, ese es su destino.

Porque qué otra cosa se puede transmitir si no es el testimonio de un deseo anclado en una experiencia. Lo que el acto de transmisión pone en el tapete no es un atropello sino un deseo, no es una transgresión sino ese conflicto permanente entre la ley y la vida y que ya escribía Kant, y que hace del hombre un sujeto ético. Lo que se transmite es algo que no es palabra, es esa singularidad de la palabra, es decir aquello que la funda y que a su vez es indecible.

“Sacar la palabra del lugar de la palabra
y ponerla en el sitio de aquello que no habla…
Lograr que la palabra adopte
el licor olvidado
de lo que no es palabra,
sino expectante mutismo
al borde del silencio”
(R. Juarroz)

Sabemos que para ejercer el psicoanálisis es preciso haber pasado por la experiencia. El análisis entrama un camino, recorrido necesario a transitar para que aquel que entró como analizante salga como analista. Un recorrido que se define por el hecho de que en su momento nace un deseo: el de retomar al nivel del inconsciente de otro la experiencia llevada a cabo con el propio inconsciente.

Y así el deseo del analista es ese lugar de donde se está fuera sin pensarlo, pero desde estar en él, es haber salido de verdad, o sea no haber tomado esta salida sino como entrada; no obstante, no es cualquiera porque es la vía del psicoanalizante. (J. Lacan 1967).

Lacan se decide a concebir la experiencia, a diferencia de Freud, como un itinerario que llega a su fin, un fin que no es arbitrario ni exterior a la experiencia misma, sino que brota como resultado de ella, en una coyuntura que dicha experiencia debe permitir localizar, e incluso, trasmitir. Un fin además que no se resuelve en una totalidad que se realiza a sí misma.

Y es que la formación de los analistas requiere de una organización, no diré donde ello hable, sino donde pueda hablar el sujeto que se considera ha advenido allí donde ello estaba. No hay pues formación psicoanalítica posible, allí donde la institución no cede la palabra a quien quiera tomarla para relatar su nacimiento a partir de lo que era sin saberlo. Por eso y no por otras razones Lacan inventa el pase. Dispositivo que permite no fijar el saber en una doctrina, amén de permitir que se desplieguen las invenciones del inconsciente; de permitir testimoniar a cada quien: de la verdad mentirosa, dejando a los carteles la tarea de "reconocer las condiciones de posibilidad del acto analítico que el pasante no puede enunciar en términos de verdad." (C.Soler, 2009).

Es necesario admitir que, si el sujeto se autoriza a instalarse por otras razones que el automatón, es porque después del ardor del pase encuentra una satisfacción tal, que la quiere hacer saber a otros. Satisfacción de transmitir un saber inédito que no puede más que conducir hacia lo que el saber transforma, y que llamamos con Lacan metamorfosis del sujeto.

Entonces el fin de la Escuela no puede confundirse con proselitismo. Ese llamado al otro no está dirigido a convencerlo ni a afiliarlo a una causa, sino a solicitar su singularidad para arrancarle a lo real un trozo de saber suplementario.

Referencias
– J.Lacan 1967. Discurso a la EFP. Anuario de la Escuela.
– Roberto Juarroz, Doceava Poesía Vertical.
– C.Soler 2009. "Las condiciones del acto ¿Cómo reconocerlas?", Wunsch 8.

Trinidad Sanchez-Biezma de Lander
AME de la EPFCL, Foro Psicoanalítico de Madrid.

Preludio 3

Límites de la operación analítica

Un análisis siempre tropieza.
El analizante se topa invariable e inevitablemente con que no lo puede todo, pero respecto a dónde está el tope y cuál es el resto de la operación analítica siempre fue motivo de debate y formulaciones diversas.

Freud, al introducir el concepto represión originaria ya apunta a que el esclarecimiento total es imposible por estructura, que no todo lo inconsciente puede devenir consciente, que no todo se llegará a saber. Cuando un sujeto se ve confrontado con un insoportable, sufre, hace demanda de análisis y se instaura un síntoma analítico, supone y espera alcanzar por el desciframiento un saber todo y una disolución completa del síntoma.

A medida que avanza el proceso, profundiza en el trabajo del inconsciente, capta que no va a ser posible ni lo uno ni lo otro. Ahora bien, un análisis llevado a su término tiene evidentes efectos en relación a ambos.

Indudablemente habrá variaciones en los dos niveles. Por un lado una ganancia de saber “un saber adquirido”, pero es un saber no todo

Respecto al goce del síntoma, parte del mismo se reabsorberá, pero también con un resto, que ha logrado aislarse mediante la operación y que permanecerá.

El sujeto llegado al final deberá modificar su relación al inconsciente, a lo que espera de él, lo que implica un cambio en la posición subjetiva, pasando de la impotencia al imposible, aceptando y asumiendo esos límites, pero no con resignación sino con satisfacción, que conlleva saber arreglárselas con el des-ser y el goce incurable.

Mª Jesús Díaz González
AME de la EPFCL, Foro Psicoanalítico de Asturias.



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