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2007/06/04 - III, II y I Jornadas de la Escuela

2012 - VIII Jornada Escuela de Psicoanálisis
de los Foros Campo Lacaniano / España (IF-EPFCL)

¿Cuál es el saldo ético de un psicoanálisis?

Madrid, 25 de febrero 2012
Mesa redonda previa, viernes 24 > + info
 
 

 






¡¡IMPORTANTE!!

Las Jornadas
se desarrollarán en el


Centro Socio-cultural
Maestro Alonso,
c/ Maestro Alonso nº6
 

Anuncio de las VIII Jornadas de Escuela de la EPFCL-F7

El psicoanálisis no es ni un misticismo ni una hermenéutica. Es algo difícil de transmitir, porque aquello de lo que trata no es solo su moterialidad sino algo mucho más viscoso y escurridizo.


Tampoco es determinista en la medida que toma en cuenta la ética del sujeto, tanto del analizante como del analista, manifestándose por la posición subjetiva que se adopte tanto a lo largo como al final y más allá del proceso de la cura, en lo referente al deseo, al goce y al saber.

Pero, ¿qué precipitará su conclusión? ¿Cómo salir de los vericuetos de la verdad mentirosa, de lo indomable de que con la verdad no se alcanza lo real? Lacan nos dirá que será el encuentro con un real sin sentido, lo que permitirá al sujeto analizante poner límite a la satisfacción de su búsqueda de sentido. Momento de consentir en separarse de posiciones de goce en las que se estaba enredado, en las que se abismó en su trabajo analítico. Momento, pues, de una elección ética.

¿Qué saldo de saber vendrá a ese lugar de vacío? El saber en juego que se desvela tras la verdad indomable es que la relación sexual no puede escribirse. Justamente esa es la cuestión: ¿cómo decir aquello que no puede decirse, aquello de lo cual la verdad nos engaña? ¿Cómo bordear en el decir el agujero de lo real? ¿Cómo atravesar el horror al saber para poder situar los rasgos particulares del rechazo al saber? Cernir ese horror permitirá que surja el deseo de saber.

“No hay analista sin que el deseo de saber le surja” dice Lacan en su Nota Italiana. Un saber a inventar a partir de los imposibles inscritos en el lugar de la verdad. Saber que no se trata de descubrir, pues descubrirlo implica la idea de que ya estaba ahí. Saber inédito que puede verificarse por diferentes modos, uno de ellos por la vía del pase.

El deseo del analista está conjugado a los efectos del saber, a sus consecuencias, o mejor dicho, esas consecuencias dependen de cuál sea la posición que adopte el sujeto en relación al saber adquirido en su propio análisis. A lo que haya consentido que advenga de ese saber, a sus límites, adonde haya querido llegar en relación a ese saber acerca del real que le concierne. De todo eso, dice Lacan, hay una cicatriz, y una de ellas será el deseo del analista, que será lo que le pueda permitir sujetar la antorcha para que el analizante vaya haciendo aparecer, tras las sombras de la verdad, esa materia opaca, informe del goce, y si la suerte acompaña, poderlo firmar como propio, como algo que permanecerá ya imborrable. Esta es la apuesta fuerte y en la que se juega una cuestión ética al final de un psicoanálisis. De eso se trata en el bien decir, ese es el acto inventivo.

Ana Alonso > alonso.an@gmail.com
Palmira Dasí > palmiradasi@gmail.com
Mª Luisa de la Oliva > oliva2@cop.es
Xabier Oñativia > fxonat@euskaltel.net
Manel Rebollo > mrebollo@spt.cat
Rosa Roca > rosaroca@franciscocaja.jazztel.es

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PRELUDIO I
Xabier Oñativia

Quedan apenas dos meses para que nos encontremos en Madrid en nuestra Jornada Anual de la Escuela. El tema es ¿Cuál es el saldo ético de un psicoanálisis?

La ética es la posición del sujeto a lo real, su respuesta. Lacan nos señala diferentes respuestas del sujeto al final del análisis. A partir de 1967 Lacan se esfuerza en encontrar un final del análisis, por lo que en cada momento considera lo real y las distintas respuestas del sujeto. Así en el Compte rendu del Acto Psicoanalítico nos indica que “el goce considerado como perverso es permitido”. En L’ Eturdit nos dice “que sabrá hacerse una conducta, y hay más de una, incluso un montón”. En la Nota italiana nos señala que una vez cernido el horror a saber, si no hay entusiasmo, no habrá analista ni por asomo. Y en 1976 en el Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI, tan en boga en nuestra comunidad nos hablará del inconsciente real y de la satisfacción de fin que no es seguro satisfacer salvo a (l’avoir pesée) haberla experimentado (el analista).

Quisiera hacer algunas consideraciones, dudas y preguntas que
me surgen después de haber trabajado los libros de Colette Soler: Lacan l’inconscient réinventé. Les affects lacaniens y un artículo aparecido en el Mensuel nº 54 La passe réinventée?

A partir de la frase “cuando el lapsus ya no tiene ningún alcance (portée) de sentido, estamos en el inconsciente, se (lo) sabe, él mismo. Más adelante Lacan definirá ese inconsciente como real (soit réel).

De aquí en adelante tendremos dos reales y dos inconscientes.
El real fuera de sentido y el real de lo simbólico. El inconsciente real (ICSR) y el inconsciente estructurado como un lenguaje. Partiendo del análisis del lapsus, Colette. Soler aplica el mismo análisis al síntoma distinguiendo tres tiempos.
1º El síntoma en sí, con sus inhibiciones y angustias.
2º momento, es el síntoma como significante de la transferencia, su conexión con el Sujeto supuesto Saber, la hystorización, la búsqueda de su verdad y su sentido.
Y 3º cuando pierde su alcance de sentido, como un saber sin sujeto apareciendo la verdad como medio dicha, que nunca alcanza lo real y como mentirosa que acarrea la caída del SsS. Eso conllevará a poderse identificar con el síntoma, reconocerse en él y a la posibilidad del final del análisis. Ya que por medio del lapsus nunca se podrá llegar al final del análisis, ya que siempre se está sujeto a la aparición de nuevos lapsus. El síntoma al entrar en el trabajo asociativo hemos visto que funciona como significante (de la transferencia), como diferente y asociado a los demás significantes, pero cuando ya no tiene alcance de sentido, se transforma en letra, idéntica a sí misma, separada de la cadena, no estructurada ya como un lenguaje. En definitiva como un elemento del ICSR, como un elemento de lalangue.

Lacan también nos dice al principio del Prefacio, que cuando ponemos atención en el ICSR, salimos de él. Además es sólo el analizante el que sabe que ha llegado al inconsciente real, no el analista ni tampoco el cartel del pase y si el analizante piensa en él, se sale del ICSR. Entonces ¿Cómo poder dar cuenta de ello? Colette Soler responde, a través de la variable no epistémica. La satisfacción de fin. En efecto como de todas formas el ICSR, es inagotable, sólo se llega a conocer algunas briznas, siempre pueden aparecer nuevos elementos de ese ICSR a los que el parlêtre intentará dar sentido a través del espejismo de la verdad mentirosa y de nuevo recomenzar el proceso. Para que eso se pueda parar “no hay otro término que la satisfacción que marca el final del análisis”. Pone un término a los amores con la verdad. Es una satisfacción diferente de la satisfacción de la búsqueda de la verdad, de querer dar sentido.

¿Quién podrá captar esa satisfacción diferente, que pone término a la búsqueda de sentido? Otro analizante que, habiendo llegado a las fases finales del análisis pero que no se resigna a no dar sentido, que cree todavía en el SsS y que sigue enredado en sus amores con la verdad y que no acepta un saber sin sujeto. Ese otro analizante, el pasador, está en posición de captar cómo el pasante ha podido dar ese paso suplementario y por tanto obtener la satisfacción de final. “Ya que no hay forma de pavonear, fingir (se donner les airs) si no se está ahí”. C. Soler. Les affects lacaniens. PUF. Pag. 145

En esta fase final el analista tiene una responsabilidad, una urgencia a producir esta satisfacción, si no, se privaría al analizante del efecto terapéutico mayor que es el efecto de final. Pero de eso nunca se está seguro a no ser de haberlo experimentado (pesée) bien sea en su propio análisis o bien sea en otras curas. Y así “cuando en un análisis, y al uso, el goce opaco de un elemento cualquiera resiste a dar sentido, acaso, se acordará que todo lo real no puede ser tratado por el sentido. Entonces, acaso, se guardará de pedir sin tregua todavía un esfuerzo hacia el sentido que, él también, al uso, conduce al impasse. Reconocerá, y termino en este punto, reconocerá el real allí donde está, inverosímil, pero haciendo límite al “hacer verdad” (faire vrai) del análisis” (C. Soler. Les affects lacaniens. PUF. Pag. 147)

Este se acordará, reconocerá para poder poner término a esta búsqueda de sentido y poder producir esa satisfacción del final, es decir, para poder finalizar el análisis y que este no sea interminable es un analista que piensa, que calcula, que actúa como sujeto y además como sujeto que sabe ¿No es esto un poco contradictorio con lo que Lacan dice en el Compte rendu del Acto Psicoanalítico? Allí es taxativo: “el psicoanalista en el psicoanálisis no es sujeto, y que al situar su acto de la topología ideal del objeto a, se deduce que es no pensando que opera” (J. Lacan Autres écrits. Seuil. Pag 377.)

Para Colette Soler está muy claro, es la satisfacción de fin, (de final) la que pone el término a los amores con la verdad. Lo que Lacan dice es: “el espejismo de la verdad, de la que sólo la mentira es de esperar (es lo que se llama la resistencia en términos educados) no tiene otro término que la satisfacción que marca el fin del análisis” (J. Lacan Autres écrits. Seuil. Pag 572)

¿No se puede también entender que es el final del análisis la que produce la satisfacción?

Esto me hace interrogar la satisfacción de fin, con la identificación al síntoma. El neurótico tiene un síntoma, sufre con él y cree con Freud que es a causa del síntoma que no tiene relaciones sexuales satisfactorias. Sueña con la relación sexual una vez desembarazado del síntoma. Una vez que en el análisis el síntoma no tiene ya alcance de sentido comprobará que viene al lugar donde la relación sexual no puede escribirse, parará de darle sentido, cesará su queja y sufrimiento y así podrá identificarse a él y podrá usar de él.

En 1992 en Lecciones clínicas del pase: I, Colette. Soler habla ya de satisfacción. “salir del discurso analítico, es salir de la demanda transferencial… Esta salida comporta una satisfacción específica. Es una nueva reorganización de la libido, que queda disponible para otros fines que los que se consumían en el discurso analítico. Se experimenta como una nueva ganancia de deseo. El sujeto puede estar más o menos satisfecho de lo que su análisis ha producido de saber y de cambios previos, pero en todo caso está satisfecho de poner un término ahí “(d’y mettre un terme). (Comment finissent les analyses. Champ Freudienne. Seuil. 1992)

Estas son algunas de mis preguntas y dudas acerca de esta tan traída y llevada satisfacción y también sobre el analista en esa fase final. ¿Es la satisfacción de fin la que pone término a los amores con la verdad? O ¿es el final lo que produce la satisfacción? ¿Qué relación tiene con la identificación al síntoma? ¿Qué relación entre el analista que se acordará, reconocerá y el analista que actúa a partir del no piensa, que no es sujeto, que ocupa el lugar de semblante de objeto?

Espero que de todo esto podamos debatir en nuestras jornadas.


 
 

PRELUDIO II
Rosa Roca

En el seminario de La ética del psicoanálisis, Lacan nos dice que el campo de la ética es el campo de la acción en relación al deseo que la habita y el horizonte de ese campo es el horizonte de la falta, considerando el término “falta en su doble acepción:
- como aquello que falta porque no está ahí
- como pecado

En este mismo seminario propone como guía de un comportamiento ético la pregunta siguiente: “Has actuado en conformidad al deseo que te habita” pregunta que opone a la que plantea Kant, ¿Has actuado de tal manera que puedas hacer regla universal de tu actuación? Al universal de Kant responde con lo particular del deseo.

De la pregunta guía de Lacan se desprende que uno solo es culpable de haber cedido en su deseo, es decir de traicionarse a uno mismo o de consentir a la traición que otro le infiere. De ahí extrae el imperativo ético siguiente: “No ceder ante el propio deseo”.
Este imperativo dio lugar a interpretaciones no siempre bien orientadas.

Años más tarde cuando Lacan se adentra en el campo del goce, lo que nos dice en relación a la culpa es que si de algo es culpable el sujeto es de la falta de goce. Es culpable en la medida en que su bienestar lo compra con goce. La renuncia a lo pulsional con la pérdida de goce que supone acrecienta la espiritualidad pero también la culpa. Para ilustra esto último Freud se refiere en su texto Moisés y la religión monoteísta, al pueblo elegido.

Uno se hace culpable de la falta de goce en la medida en que interiorizó la instancia paterna, esa instancia a la que Freud le da el nombre de superyó una vez interiorizada.. Freud dice que el superyo se produce cuando declina el edipo y el sujeto incorpora su instancia. Si se incorpora al padre y de esa incorporación resulta un superyó “obsceno y feroz”, es porque, como dice Freud en “Duelo y Melancolía”, contra ese padre tenemos muchos reproches y el más importante es hacerle responsable de nuestra propia incompletud, es decir, de la falta de goce. Estamos entonces en el terreno de la ética confrontados al problema del padre.

¿Es posible una ética sin padre? Parafraseando a Lacan diremos que sí es posible a condición de servirse de él, es decir, de su ficción.
Toda ética se basa en un imperativo, ya sea éste el de los bienes, el del deseo, el del bien decir, el del goce e incluso el imperativo del saber que introduce la ilustración. Pero ese imperativo no tiene por qué ser superyoico, sino que puede ser el resultado de un proceso que pone al padre en el banquillo.

El final del análisis que es el final de los amores con el analista, con la verdad, con el saber también es un final del amor al padre y por lo tanto también del odio al padre. No se mata al padre porque al matarlo se le daría existencia, pero sí se le coloca en el lugar que le corresponde, en el lugar de la ficción. El padre no es más que una ficción que sostiene el lugar de la falta, el lugar del amor. Pero el deseo del analista es un deseo advertido de que no hay falta, de que dicha falta no es más que la ficción que vela el desvalimiento absoluto del sujeto, la indigencia a la que uno se enfrenta al final del análisis. No hay falta, no hay padre. Pero aún no habiendo falta esta es fundamental para que se sostenga el deseo, es decir la vida.

Como dice Baudelaire: “Dios es el único ser que para reinar, no necesita existir”. Pero es decisivo estar advertido de su no existencia.

Por lo tanto la ética que se deriva de un final de análisis es una
ética verdaderamente atea, una ética más allá del padre pero no sin medida.

 
 

PROGRAMA

¡¡IMPORTANTE!!
ha habido un cambio de sala para la realización de las Jornadas.
Se desarrollarán en el
Centro Socio-cultural Maestro Alonso, c/ Maestro Alonso nº6.

10,30 > Apertura de las Jornadas: Ana Alonso

10,45-12,15 > 1ª mesa: Ética y Acto Analítico

Clotilde Pascual: El Acto Analítico y sus consecuencias

Xabier Oñativia
: La repetición y el amor al final del análisis.

Manel Rebollo
: El saldo crítico del psicoanálisis, o el traje nuevo del emperador

Coordina
Palmira Dasí

Pausa de 15 minutos

12,30 a 14h > 2ª mesa: Ecos de lo real

Francisco Estévez: Plasticidad neuronal e inconsciente

Pilar Dasí: Posición ética del sujeto ante la irrupción de lo real

Antonia Mª Cabrera: Ética e inconsciente

Coordina
Rosa Roca

Pausa comida

16,30-19h > Seminario Escuela itinerante

Patricia Dahan, AE de la EPFCL-Francia:
La cifra del síntoma (ver texto)

Mª Luisa de la Oliva, AME de la EPFCL-F7:
El après-coup del pase (ver texto)

Coordina Cora Aguerre, AE de la EPFCL-F7

19h > Clausura de las Jornadas: Xabier Oñativia

Comisión epistémica:
Ana Alonso > alonso.an@gmail.com
Palmira Dasí > palmiradasi@gmail.com
Mª Luisa de la Oliva > oliva2@cop.es
Xabier Oñativia > fxonat@euskaltel.net
Manel Rebollo > mrebollo@spt.cat
Rosa Roca > rosaroca@franciscocaja.jazztel.es

Comisión de organización:
Ana Alonso, Antonia Mª Cabrera, Carmen Delgado, Mª Luisa de la Oliva,
Carmen Martín, Pastora Rivera, Vincent Valas.

Precio: 40€ y 25€ para estudiantes que lo acrediten. Las inscripciones podrán realizarse previamente, y el pago es en la siguiente cuenta > Caja de Ingenieros: 3025 0006 26 1433244964 - Después habrá que enviar un email con el nombre y los datos personales de la persona que ha realizado la inscripción a la siguiente dirección electrónica forodemadridjornadas@gmail.com



 
     
 

Mesa redonda previa

"Los afectos en la red"
"Redes Sociales y Subjetividad Contemporánea"

viernes 24 de Febrero de 2012 a las 19,30
en CaixaForum (Paseo del Prado nº 36- Madrid)

Invitados

Germán Cano, Profesor titular de Filosofía en el Departamento de Historia y Filosofía en la Universidad de Alcalá de Henares.
Carmen Gallano, Psiquiatra y Psicoanalista. Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano.
Antonio Valdecantos, Catedrático de Filosofía en la Universidad Carlos III.
Modera: Pastora Rivera. (Presidenta del FPM)


 
 
sede legal: c/ Oquendo, 5- 2º C
20004 San Sebastián - Donostia


ffcle@ffcle.es