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Entrevista publicada por la revista Panorama entrevistó a Lacan para hablar del psicoanálisis, de sus métodos, técnica y doctrina. |
Panorama: Prof. Lacan, se escucha hablar más y más a menudo de la crisis del psicoanálisis: se dice que Sigmund Freud está superado, la sociedad moderna ha descubierto que su doctrina no alcanza a comprender al hombre ni a interpretar a fondo su relación con el ambiente, con el mundo... Lacan: Son historias. En primer lugar : la crisis, no existe. No está , el psicoanálisis, al contrario, no ha alcanzado del todo sus límites. Hay aún muchas cosas para descubrir tanto en la práctica como en la doctrina. En el psicoanálisis no hay solución inmediata, sino solamente la larga y paciente investigación acerca de los porqués. En segundo lugar: Freud. ¿Cómo se lo puede juzgar como superado si no lo hemos comprendido enteramente ? Lo que sabemos es que ha dado a conocer cosas totalmente novedosas que no se habían imaginado antes de él, problemas... del inconsciente hasta la importancia de la sexualidad, del acceso a lo simbólico al sujetamiento a las leyes del lenguaje. Panorama: ¿Qué exactamente? Lacan: Lo defino como un síntoma, revelador del malestar de la civilización en la cual vivimos. No es ciertamente una filosofía, yo aborrezco la filosofía, hace ya tiempo que ella no dice nada interesante. No es tampoco una fe y tampoco me va llamarla ciencia. Digamos que es una práctica que se ocupa de aquello que no anda, terriblemente difícil ya que pretende introducir en la vida cotidiana al imposible y al imaginario. Hasta ahora, ha obtenido ciertos resultados, pero no dispone aún de reglas y se presta a toda suerte de equívocos. Panorama: ¿Qué es lo que no anda en el hombre hoy en día? Lacan: Hay una gran fatiga de vivir como resultado de la carrera hacia el progreso. Se espera del psicoanálisis que descubra hasta dónde se puede llegar arrastrando esa fatiga, ese malestar de la vida. Panorama: ¿Qué es lo que empuja a la gente a analizarse? Lacan: El miedo. Cuando al hombre le llegan las cosas, incluso las cosas que ha querido, que no comprende, tiene miedo. Sufre de no comprender y poco a poco entra en un estado de pánico. Es la neurosis. En la neurosis histérica el cuerpo deviene enfermo del miedo de estar enfermo sin estarlo realmente. En la neurosis obsesiva el miedo pone cosas bizarras en la cabeza ... pensamientos que no se pueden controlar, fobias en las cuales formas y objetos adquieren significaciones diversas y espantosas. Panorama: ¿Por ejemplo? Lacan: El neurótico llega a sentirse empujado por una necesidad espantosa de tener que verificar docenas de veces si la canilla está cerrada de verdad o si tal cosa está bien en su lugar, sabiendo con certeza que la canilla está como debe estar y que la cosa está en su lugar. No hay pastilla que cure eso. Tú debes descubrir por qué eso te llega y saber lo que eso significa. Panorama: ¿Y el tratamiento? Lacan: El neurótico es un enfermo que se trata con la palabra, sobre todo con la suya. Debe hablar, contar, explicar él mismo. Freud lo define así: “asunción de la parte del sujeto de su propia historia, en la medida en que ella está constituida por la palabra dirigida a otro”. El psicoanalista no tiene mas remedio que ser el rey de la palabra. Freud explicaba que el inconsciente no es tanto profundo sino más bien que es inaccesible a la profundización consciente. Y decía también que en ese inconsciente “ello habla”: un sujeto en el sujeto trascendiendo al sujeto. La palabra es la gran fuerza del psicoanálisis. Panorama: ¿Palabra de quien? ¿Del enfermo o del analista? Lacan: En el psicoanálisis, los términos “enfermo, médico, medicina” no son exactos, no son utilizados. Incluso las fórmulas pasivas que son utilizadas habitualmente no son justas. Se dice “hacerse psicoanalizar”. Es falso. Aquel que hace el trabajo en análisis es aquel que habla, el sujeto analizante mismo si el lo hace según el modelo sugerido por el analista que le indica cómo proceder y lo ayuda con sus intervenciones. Las interpretaciones que les son proporcionadas parecen dar sentido en un primer abordaje a aquello que el analizante dice. Panorama: Cuando se habla de Jacques Lacan, se asocia inevitablemente ese nombre a una fórmula: “el retorno a Freud”. ¿Qué significa eso? Lacan: Exactamente eso que es dicho. El psicoanálisis es Freud. Si se quiere hacer psicoanálisis, hay que referirse a Freud, en sus términos, en sus definiciones, leídas e interpretadas en su sentido literal. He fundado en París una escuela freudiana justamente para eso. Hace 20 años o más que vengo explicando mi punto de vista: el retorno a Freud simplemente significa despejar el campo de las desviaciones y de los equívocos, de las fenomenología existenciales por ejemplo tanto como del formulismo institucional de las sociedades analíticas, retomando la lectura de su enseñanza según los principios definidos y catalogados en su trabajo. Releer Freud quiere decir solamente releer Freud. Aquel que no hace esto en psicoanálisis, utiliza formas abusivas. Panorama: Pero Freud es difícil. Y Lacan ,dicen, lo torna incomprensible. Se le reprocha a Lacan hablar y sobre todo escribir de tal manera que solamente aquellos iniciados pueden esperar comprender. Lacan: Lo sé, tengo la reputación de ser un oscuro que esconde su pensamiento en nubes de humo. Yo me pregunto el porqué. A propósito del análisis, respeto conjuntamente con Freud que sea “el juego intersubjetivo a través del cual la verdad entre en el real”. ¿No está claro? Pero el psicoanálisis no es una cosa simple. Panorama: ¿Cuáles son las características del lacanismo? Lacan: Es un poco apresurado decirlo ya que el lacanismo no existe aún. Se percibe apenas un olor, como un presentimiento. Panorama: ¿Y el pensamiento puro? Lacan: Sometido, como todo el resto, a las leyes del lenguaje, solamente las palabras pueden introducir y darle consistencia. Sin el lenguaje, la humanidad no daría un paso hacia el frente en las investigaciones acerca del pensamiento. Del mismo modo para el psicoanálisis. Sea cual sea la función que quisiéramos atribuirle, agente de cura, de formación o de sondeo, no hay mas que un medium del que se sirve : la palabra del paciente. Y cada palabra pide respuesta. Panorama: ¿El análisis como diálogo? Hay gente que lo interpretan sobretodo como un sucedáneo laico de la confesión... Lacan: ¿Pero qué confesión? Al psicoanalista no se le confiesa nada. Se va a decirle simplemente todo lo que se le pasa por la cabeza. Palabras precisamente. El descubrimiento del psicoanálisis, es el del hombre como animal parlante. Es asunto del analista el poner en serie las palabras que escucha y de darle un sentido, una significación. Para realizar un buen análisis, hace falta un acuerdo, una afinidad entre el analizante y el analista. A través de las palabras de uno, el otro busca hacerse una idea de lo que se trata y a encontrar mas allá del síntoma aparente, el difícil nudo de la verdad. Otra función del analista es la de explicar el sentido de las palabras para hacer comprender al paciente acerca de lo que puede esperar del análisis. Panorama: Entonces es una relación de una extrema confianza. Lacan: Sobre todo un intercambio, en el cual lo importante es que uno habla y el otro escucha. Aún en silencio. El analista no plantea preguntas y no tiene ideas. Da solamente las respuestas que hace falta dar a las preguntas que suscitan sus buenas ganas. Pero a fin de cuentas , el analizante va siempre a donde el analista lo lleva. Panorama: Eso es la cura. ¿Y acerca de las posibilidades de curación? ¿Se sale de la neurosis? Lacan: El psicoanálisis tiene éxito cuando vacía el campo tanto del síntoma como del real, y así llega a la verdad. Panorama: ¿ Podría explicarme ese concepto de una manera menos lacaniana? Lacan: Yo llamo síntoma a todo aquello que viene del real. Y el real es todo aquello que no anda, que no funciona, eso que hace obstáculo a la vida del hombre y a la afirmación de su personalidad. El real vuelve siempre al mismo lugar, se lo encuentra siempre allí con las mismas manifestaciones. Los científicos disponen de una bella fórmula: que no hay nada de imposible en el real. Hace falta ser un caradura para hacer afirmaciones de ese género, o bien como yo lo sospecho, una ignorancia total acerca de lo que se hace y de lo que se dice. El real y el imposible son antitéticos; no pueden estar juntos. El análisis empuja al sujeto hacia el imposible, le sugiere considerar el mundo como es verdaderamente, es decir imaginario y sin ningún sentido. Mientras que el real, como un pájaro voraz , no hace otra cosa que nutrirse de cosas sensatas, de acciones que tienen un sentido. Panorama:¿Qué relación guardan entre sí hoy día la ciencia y el psicoanálisis? Lacan: Para mí la única ciencia verdadera, seria para seguir es la ciencia ficción. La otra, aquella que es oficial, que tiene sus altares en los laboratorios, avanza a tientas y a locas y comienza a tener miedo de su sombra. Pareciera que a los científicos también les llegó el momento de angustia. En sus laboratorios asépticos revestidos de sus guardapolvos almidonados, esos viejos niños que juegan con cosas desconocidas, manipulando aparatos siempre más complicados e inventando fórmulas siempre más oscuras, comienzan a preguntarse qué es lo que podrá sobrevenir mañana y qué terminarán aportando sus investigaciones siempre novedosas. En fin, digo. ¿Y si es demasiado tarde? Se llamen biólogos, físicos, químicos, para mí están locos. Panorama: Es una definición bastante pesimista de aquello que comúnmente se llama progreso. Lacan: Para nada, no soy para nada pesimista. No llegará a nada, por la simple razón de que el hombre es un bueno para nada, incapaz de destruirse a sí mismo. Una calamidad total promovida por el hombre, eso lo encontraría personalmente maravilloso. Sería la prueba de que finalmente ha logrado fabricar alguna cosa con sus manos, con su cabeza, sin intervención divina , natural o de otra especie. Panorama: Otra de las paradojas de Jacques Lacan. Nos lanza no solamente la dificultad del lenguaje y la obscuridad de los conceptos, los juegos de palabras, los divertimentos lingüísticos, los acertijos a la francesa y precisamente las paradojas. Aquel que lo escucha o lo lee debe de sentirse desorientado. Lacan: No agrado del todo, digo las cosas muy seriamente. Salvo que utilice las palabras como lo los científicos, de los que hablamos antes, utilizan sus alambiques y sus gadgets electrónicos. Busco siempre referirme a la experiencia del psicoanálisis. Panorama: Usted dijo: el real no existe. Pero el hombre medio sabe que el real es el mundo, todo aquello que lo rodea, lo que se ve ante el ojo desnudo, se toca, es ... Lacan: De entrada rechacemos a este hombre medio que , él, para comenzar no existe, es solamente una ficción estadística, existen los individuos y eso es todo. Cuando escucho hablar del hombre de la calle, de los sondeos, de los fenómenos de masa o de cosas parecidas, pienso en todos los pacientes que he visto pasar sobre el diván de mi consultorio en cuarenta años de escucha. No hay uno solo que sea parecido a otro, ninguno con la misma fobia, la misma angustia, la misma manera de relatar, el mismo miedo de no entender. El hombre medio, ¿quien es ? ¿Yo, usted, nosotros, mi conserje, el presidente de la república ? Panorama: Hablamos del real, del mundo que todos vemos ... Lacan: Precisamente. La diferencia entre el real, a saber, eso que no va y el simbólico y el imaginario, a saber, la verdad, es que el real es el mundo. Para constatar que el mundo no existe, que no es, hace falta pensar en todas las cosas banales que una infinidad de gente estúpida creen que es el mundo. E invito a los amigos de Panorama, antes de acusarme de paradoja, a reflexionar acerca de lo que acaban de leer. Panorama: Siempre más pesimista se diría... Lacan: No es cierto. No me coloco entre los alarmistas ni entre los angustiados. Estupendo si un psicoanalista no ha dejado atrás su estado de la angustia. Es cierto, hay alrededor de nosotros cosas horripilantes y devorantes, como es la televisión, por la cual la mayoría de nosotros se encuentra regularmente fagocitado. Pero es únicamente porque las personas se dejan fagocitar que llega a inventarse un interés para aquellos que los ven. Luego hay otros gadgets monstruosos tan devorantes, los cohetes en la luna, las investigaciones en el fondo del mar, etc, cosas que devoran, pero no hay de qué hacer un drama. Estoy seguro que cuando hayamos tenido los cohetes, la televisión y todas las otras malditas investigaciones para la vida, encontraremos otras cosas para ocuparnos. Hay una reviviscencia de la religión ¿no? ¿Y que mejor monstruo devorante que la religión, una feria continua con la cual entretenerse durante siglos como ya ha sido demostrado? Panorama: Las angustias , ¿son todas ellas siempre de ese tipo o bien hay angustias ligadas a ciertas condiciones sociales, a ciertas etapas históricas, a ciertas latitudes? Lacan: La angustia del científico que tiene miedo de sus propios descubrimientos puede parecer reciente, pero ¿qué sabemos nosotros de aquello que les llegó en otras épocas, de los dramas de otros investigadores? La angustia del obrero remachado a la cadena de montaje como al remo de una galera, esa es la angustia de hoy día. ¿ O mas simplemente está ligada a las definiciones y a las palabras de hoy? Panorama: Pero ¿qué es la angustia para el psicoanálisis? Lacan: Algo que se sitúa en el exterior de nuestro cuerpo, un miedo, un miedo de nada mas que del cuerpo - comprometido el espíritu -pueda motivar. En suma, el miedo del miedo. Mucho de esos miedos, mucha de esas angustias, al nivel donde lo percibimos, tienen alguna cosa que ver con el sexo. Panorama: Ahora que se coloca al sexo en todas las salsas, sexo en el cine, en el teatro, en la televisión, en los diarios, en las canciones, en la playa, se oye decir que la gente está menos angustiada concerniente a los problemas ligados a la esfera sexual. Los tabúes han caído, se dice, el sexo ya no da miedo ... Lacan: La sexomanía galopante es solamente un fenómeno publicitario. El psicoanálisis es una cosa seria que comporta , y lo repito, una relación estrictamente personal entre dos individuos: el sujeto y el analista. No existe psicoanálisis colectivo, como no existe angustias o neurosis de masas. |